México: Jornada laboral de 40 horas llega antes de la reforma

En San Luis Potosí, la Liga Sindical Obrera Mexicana en 3M logró un importante avance en su contrato colectivo. No solo obtuvieron un aumento salarial y de prestaciones del 13.8%, sino que también consiguieron la eliminación de un turno de trabajo, el 6x2, garantizando dos días de descanso prioritariamente los fines de semana. Esto, en efecto, representa una reducción significativa de la jornada laboral.
Más al norte del país, la abogada laboral Susana Prieto, representante del Movimiento 20/32 SNITIS, ha reportado avances similares. En empresas como Panasonic, se ha reducido la jornada de 48 a 45 horas semanales. Mientras tanto, en Tridonex, se implementó una jornada de 42 horas semanales desde marzo de 2025, con la promesa de llegar a las 40 horas en 2026. “Así por la vía de la lucha sindical hemos ido disminuyendo la jornada laboral máxima… vamos un paso adelante de esa lucha que piensa dar la presidenta de la República,” comentó Prieto.
Según José Sesma, especialista laboral de Sales Boyoli, la aprobación de la reforma es “inminente”. La preparación de las empresas es crucial, sugiriendo diferentes alternativas: “Lo más sencillo es contratar personal… pero hay otro tipo de salidas alternativas, como el hecho de poder agilizar procesos con IA y revisar señales son procesos que no son necesarios dentro de la empresa”.
Por otro lado, Héctor de la Cruz, socio de D&M Abogados, advierte sobre el impacto en los costos operativos: “la reducción de la jornada… tendrá un gran impacto en las revisiones de los Contratos Colectivos a nivel nacional por los costos de operación que tenderán a incrementarse”. Esto implica la necesidad de contratar más personal o aumentar las horas extras, considerando las regulaciones existentes para evitar la explotación laboral.
La implementación de esta reducción plantea desafíos significativos para sectores como la industria maquiladora y la industria petrolera, que requieren operaciones continuas. Es importante recordar que, según los expertos, la reducción de la jornada no implica una disminución salarial. El reto, indican, radica en impulsar la productividad y la competitividad.
La adaptación a esta nueva realidad laboral se presenta como un proceso complejo que requiere de planeación estratégica, negociación y una visión a futuro por parte de empresas y sindicatos.