¿Un meteorito en CDMX? Esto sabemos del riesgo real

El fenómeno, atribuido inicialmente a un meteorito, ha resurgido el debate sobre la posibilidad de un impacto de mayor magnitud en una zona urbana tan densamente poblada como la CDMX. ¿Pero qué tan probable es? Y, ¿cuáles serían las consecuencias?
Para entender el riesgo, debemos definir qué es un meteorito: fragmentos de roca o metal del espacio que alcanzan la superficie terrestre tras atravesar la atmósfera. Su tamaño es variable, desde milímetros hasta kilómetros de diámetro. La mayoría se desintegra al entrar en contacto con la atmósfera, pero los más grandes representan un riesgo potencial.
La NASA advierte que un meteorito de aproximadamente 10 metros podría generar una explosión equivalente a varias toneladas de dinamita. Imaginemos el impacto en zonas como Xochimilco, Gustavo A. Madero o Iztapalapa: el colapso de estructuras, la rotura de cristales a kilómetros de distancia, incendios… las consecuencias serían devastadoras. La situación se complica aún más considerando que la CDMX se asienta sobre un antiguo lecho lacustre, lo que aumenta la inestabilidad del subsuelo y amplifica la onda expansiva.
¿Podemos predecir la caída de un meteorito? La respuesta es compleja. Si bien existen sistemas de monitoreo para cuerpos espaciales de gran tamaño, la mayoría de los meteoritos pequeños pasan desapercibidos hasta su entrada en la atmósfera. Es decir, la capacidad de alerta y evacuación es limitada.
Afortunadamente, los impactos de meteoritos de gran magnitud son extremadamente infrecuentes. Sin embargo, eventos como el de Cheliábinsk, Rusia en 2013, donde un meteorito de unos 20 metros provocó daños en más de 7,000 edificios y dejó más de 1,500 heridos, nos recuerdan la potencial amenaza. México ha registrado caídas de meteoritos antes, aunque principalmente en zonas rurales.
El evento del 16 de abril, coincidente con la lluvia de meteoros Líridas, sirve como recordatorio: el cielo, aunque majestuoso, también presenta desafíos. Plataformas como SkyAlert y el Servicio Sismológico Nacional pueden detectar las vibraciones o sonidos generados por estos fenómenos, aunque su capacidad para identificar el objeto en sí misma es limitada. La ausencia de un plan específico para este tipo de eventos en México es un factor a considerar.
El incidente del 16 de abril, si bien no causó daños, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la investigación y la preparación ante eventos impredecibles.