Hotel Olivia; Tradición familiar

Alejandro González Vélez, originario de Jalisco, no tenía entre sus planes asentarse en Nogales,  sin embargo, luego de terminarse su estadía en la pizca en Estados Unidos, se establece en esta frontera y comienza su aportación en el sector turismo

Hotel Olivia; Tradición familiar
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Nogales.

Alejandro González Vélez, originario de Jalisco, no tenía entre sus planes asentarse en Nogales,  sin embargo, luego de terminarse su estadía en la pizca en Estados Unidos, se establece en esta frontera y comienza su aportación en el sector turismo.
De fácil palabra y con visión de negocios, comienza a trabajar en una curios, poco a poco se hace de clientela y buenas relaciones, las cuales más adelante le animan a comprar el Hotel Olivia, el hotel más antiguo de Nogales.
En 1974 este hotel pasa a ser propiedad de la familia González, quienes con el transcurrir de los años y las generaciones lo han hecho punto clave del primer cuadro de la ciudad.
El Diario de Sonora tuvo la oportunidad de platicar con Jaime González, quien junto a su hermano Alejandro, se encargan actualmente de la operación del hotel, y en unos años más estarían dejando esta tarea en manos de sus hijos; un hotel de tradición familiar.
A continuación le compartimos este material íntegro como parte de nuestra serie de entrevistas con motivo de nuestro 25 Aniversario.

¿Quién es Jaime González?

Nací aquí en Nogales, hace 54 años, estudié inicialmente en el kinder Darío Ramírez, después en el Colegio de las hermanas Macías, estaba ubicado en la colonia Granja, ya desapareció ese colegio. Después ingresé al colegio Fray Pedro de Gante, desde tercero de primaria hasta tercero de secundaria, después me mudé a Guadalajara a estudiar la preparatoria y la carrera en la Universidad Autónoma de Guadalajara.

¿Qué estudió?

Contador público

¿Cuándo regresa a Nogales?

A finales del 84, regreso ya como profesionista.
¿Cuándo empieza a trabajar en el Hotel Olivia, es propiedad de su familia?

Mi padre lo adquirió en el año de 1974, Alejandro González Vélez

¿Cuándo entra de lleno en el negocio?

En el año 85 ya me integró a los negocios familiares de mi padre, junto a mi hermano mayor Héctor, más adelante mi hermano Héctor, que era quien se encargaba del hotel se muda a la Ciudad de México a vivir allá, entonces nos quedamos mi padre y yo al frente de los negocios. Años más adelante se incorpora mi hermano menor Alejandro y hará unos 8 a 10 años que mi padre se retira y nos quedamos al frente mi hermano y yo.

¿Alguna vez le dio miedo quedarse al frente del negocio?

La verdad no, porque esto fue paulatino, porque no empecé siendo jefe. Al principio sí me desesperaba un poco porque cuando uno sale de la universidad cree que se puede comer el mundo, porque en las escuelas te enseñan un panorama óptimo, frío, no entra el elemento humano nunca, la cuestión de enseñanza, quien te lo transmite sí, pero en la vida real entran muchos elementos humanos a la hora de enfrentar un problema y ahí es cuando te das cuenta de que tienes mucho que aprender en la vida.

¿Cuál era su función inicial en el hotel?

Llegué haciendo cargo de una tienda de curiosidades, y ahí atendía, mi padre se encargaba de las compras, el hotel él lo manejaba, yo me encargaba de ponerle precio a la mercancía. Él atendía a los americanos, en sí, todo.
¿Recibía trato preferencial por ser hijo del dueño?

No, porque yo siempre me caracterizado por ser una persona que trata de ganarse a los empleados, que me vean como un compañero, un ser humano y creo que hasta ahorita lo hemos logrado. Creo que esa enseñanza viene desde mi padre, porque una característica muy importante en nuestros negocios es que el personal casi siempre se queda, el que sale regresa y no tenemos rotación. Son mínimos los puestos que tienen rotación. Llegamos a tener empleados que tienen más de 50 años trabajando en la empresa.

¿Cuántas personas emplean?

Actualmente debemos tener entre todos los negocios a alrededor 34 empleados.

¿Cuál es la clave mantenerse vigente y ser un negocio próspero a lo largo de los años?
Una de ellas es tener bien puestos los pies en la tierra, no querer correr sin haber gateado, entonces ir con paso cauteloso. Mi padre nos enseñó a no gastar lo que no tenemos. Hemos crecido, pero nunca hemos acudido a créditos, hemos crecido lento pero seguro.

¿El hotel ha tenido cambios?

Sí, la fachada se modificó un poco, años atrás no tenía el tejaban, ese aspecto colonial se lo dimos nosotros. Obviamente en el lobby, en los pasillos, en los cuartos se tiene que estar mejorando, no podemos quedarnos estancados y eso es lo que hemos hecho. El bar fue algo que mi padre puso. Antes el Hotel Olivia contaba con el restaurante y la barbería, mi padre introdujo el bar  y es hasta ahorita lo que tenemos.

¿Quién es su clientela?

Más que nada mexicanos, son gente que viene de negocio, sabemos que Nogales no es una ciudad turística, que venga gente a vacacionar no. Años atrás era muy atractivo venir a la frontera, entonces sí venían familias a comprar a Nogales, Arizona, venía mucha gente de Sinaloa a comprar a Bracker, no se iban a Tucson, no se iban a Phoenix y en Nogales, Arizona encontraban todo, y el factor era que se hospedaban de este lado, en nuestro hotel, en el Fray Marcos. Difícilmente se internaban hasta Tucson, quizá la carretera era de dos carriles, era más lento viajar, la gente no sentía la necesidad de viajar hasta allá. Hoy en día, vemos que mucha gente de Sinaloa no viaja solo hasta Tucson, sino que se va hasta Phoenix.

¿Y el turismo americano?

Hubo un tiempo en que sí hubo. El Hotel Olivia data de hace más de 110 años, ha tenido diferentes etapas. En los años que me platica mi papá, en los años finales de los 40’ empezó el boom del turismo en Nogales con la prohibición del licor y tabaco en Estados Unidos. Estaba muy fuerte la presencia militar, y eran ellos quienes nos visitaban. El Forth Wachuca había una base muy grande y cuando los soldados tenían algún tiempo libre se trasladaban a Nogales, en busca del licor, del tabaco, mujeres, de diversión. Es cuando hubo mucha afluencia americana. Después bajó eso, pero los norteamericanos venían mucho a las tiendas de artesanías, de curios, después vino lo del 2001 de las Torres Gemelas y se acabó el turismo americano, les dio pavor salir de su territorio y hoy en día empiezo a ver un cambio del turista americano, pero es de fin de semana. Vienen, visitan a los dentistas y se quedan el fin de semana del lado mexicano y luego se regresan.
Por la ubicación del hotel le ha tocado ver estos cambios en Nogales, cómo describiría los últimos 25 años
Ha dado un cambio, para bien, sobre todo en la cuestión visual, en lo urbano. Se cuenta con un centro comercial techado, bonito, contamos con varios restaurantes con gastronomía especializada, contamos con más hotelería, de cadenas y de forma individual. Una industria que va en crecimiento y más especializada, como es la aeroespacial, que han hecho que Nogales dé un giro, pero sí nos falta que el gobierno estatal, federal miren más hacia Nogales. …No estamos en sintonía gobierno estatal, federal y los americanos. Nogales, el puerto de entrada o salida, no ha crecido. Vemos las obras en Nogales, Arizona tan grandes, se están preparando y nosotros de este lado da pena. En este sentido nos quedamos atrás.

¿Qué le gustaría ver en los próximos 25 años aquí en Nogales?

Un Nogales tranquilo, que se hable que es una frontera donde se puede vivir a gusto.

¿Considera que no es así?

Yo vivo muy a gusto, pero desgraciadamente la gente fuera de Nogales no lo ve así. Yo lo veo cuando mis clientes llegan y me dice ¿es seguro salir, puedo salir sin problemas?. Y yo les digo: espera, a ver dónde vienes, y me dicen la ciudad y les digo: de tu ciudad he escuchado que es más violenta que Nogales. Desgraciadamente desde que yo me fui a estudiar a Guadalajara, malamente tenía mala fama Nogales. Y me decían cómo que vienes de drogales. Qué mal sabor de boca para uno, yo quiero mi ciudad, yo vivo bien a gusto aquí.
Entonces me gustaría que la gente de fuera reconociera la forma en que vivimos aquí en Nogales.

¿Cómo lo ha tratado Nogales?

Muy bien.

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No recuerdo muy bien, estaba chico, todavía no trabajaba como profesionista, pero me acuerdo muy bien cuando López Portillo estaba en campaña, y aquello era un despilfarro tremendo, toda la ciudad se llenó de banderines y días antes de que él viniera. Llega  la avanzada y renta casi la totalidad del hotel y no nomás el nuestro, pero lejos de gustarme lo que vi, me molestó el abuso, en aquel entonces se le pagaba toditito a la prensa, a toda la avanzada, a gente que hasta dice uno por qué le pagan.

¿Vinieron gastando al por mayor?

Si usted lo hubiera vivido, hubiera pensado lo mismo que yo, de darnos coraje.

¿Pese a que le consumían, era más fuerte el sentimiento de indignación?

Sí, del ciudadano, me molestaba por decir que llegara el fotógrafo de tal medio y pedían siete platillos y probaban un poquito y lo dejaban y todo era con cargo a la campaña. Rentaban 30 cuartos y ocupaban cinco. Llamadas de larga distancia, que en aquel entonces eran muy caras, era un despilfarro tremendo.
Recuerdo que eso me impresionó, si eso fue en Nogales, imagina en una ciudad grande. Y hoy por hoy cuando vienen los candidatos ahora un poco más mediditos, y aunque decimos que deben recortarles más, es una diferencia abismal.
Recuerdo también, aunque no llegó a hospedarse en el hotel, a un presidente de la República en su puesto de presidente y también rentaron cuartos aquí y allá, y también me tocó ver la avanzada de cómo decían de una llave que estaba en unas de las áreas del jardín por donde pasaría el presidente, la mandaron quitar, hasta dónde llegan las cosas. Pero ya no se ve eso, se pudiera decir que son más sencillos (risas).

¿Sus hijos trabajan con usted?

Se acaba de integrar hace unos meses mi hijo Jaime y mi sobrino Alejandro, se llaman igual que yo y mi hermano. Estamos al frente mi hermano Alejandro y yo y ahora se acaban de integrar nuestros hijos.
 
La tercera generación. ¿Qué recomendación les da a esta nueva generación?

Lo primero que me enseñó mi padre, ser humanos antes de ser patrones o jefes, que sean sensibles ante el personal, no gastar más de lo que se tiene, que sean cautelosos. Si bien a veces es importante ser agresivos en los negocios, pero también hay que ser cautelosos. Siempre les digo a los jóvenes, porque estoy al frente de un colegio, trato de platicar muchas veces con el alumnado y cada vez que tengo oportunidad les digo que el ser humano tiene tres formas de tomar decisiones que son con el estómago, que es cuando tomamos decisiones viscerales; con el corazón, que son decisiones sanas,  y con el cerebro  que son decisiones inteligentes.

¿Y cuál toma más seguido?

No, es una combinación. Aunque a veces es bueno ser visceral, pero no quedarte ahí, a veces no es tan bueno, nomás dirigirte con el corazón y a veces puedes hacer daño tomar decisiones inteligentes, porque piensas en ti, pero no tomas en cuenta el que estás causando. Hay que hacer una mezcla, es lo que les digo a mis hijos, pero siempre tomar decisiones, una persona que no toma decisiones no sirve, si te equivocaste, reconócelo, pero hiciste lo mejor, haber tomado una decisión, entonces les digo traten de nivelar bien las tres: estómago, corazón y cerebro.

Luego de la entrevista, Jaime González nos dio un recorrido por el hotel y el bar Pancho Villa, lugar muy visitado los fines de semana, y a su paso los empleados saludaban con gusto al reconocido empresario

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