En un escenario único, Netflix reunió a estos titanes del devorar para una competencia que prometía dejar huella en la historia. Y vaya que lo hizo.
Chestnut, el actual campeón mundial, demostró su dominio con una performance brutal: 83 hot dogs y panecillos en tan solo diez minutos. Su hazaña rompió su propio récord de 76, y lo coronó como el rey indiscutible de la comida rápida. Por su parte, Kobayashi, el "samurai del hot dog", ofreció una batalla digna de su leyenda, aunque finalmente sucumbió ante el poderío de su rival.
El encuentro, transmitido en exclusiva por Netflix, fue una verdadera fiesta para los fanáticos del "competitive eating", con reglas especiales que añadían un toque de complejidad: se prohibió el clásico "dunking" de los panecillos en agua, así como la práctica de separar el hot dog del pan.
Chestnut, con sus 40 años, demostró que la edad no es un impedimento para la pasión, superando las expectativas y la presión de Kobayashi, que con 46 años se despedía del "competitive eating" tras una carrera llena de gloria. Aunque el japonés no logró alcanzar al estadounidense, superó su propio récord personal de 64 y medio hot dogs.
El triunfo de Chestnut no solo se traduce en un título, sino en un nuevo récord que deja al mundo del "competitive eating" con la boca abierta. La batalla de titanes ha escrito un nuevo capítulo en la historia de la comida competitiva, y nos ha dejado con la pregunta: ¿quién podrá destronar al rey de los hot dogs?
La rivalidad entre Chestnut y Kobayashi es una muestra de la capacidad humana de desafiar límites y romper barreras. Ambos atletas han inspirado a miles de personas en todo el mundo, y su legado perdurará en la historia del "competitive eating".