Los detalles son tan preocupantes como precisos:
- Los drones lanzaron cargas artesanales cargadas con clavos, balines y fragmentos de metal, diseñadas para maximizar daños.
- El blanco: el patio de la fiscalía especializada en combate al secuestro, ubicada en una zona estratégica de la ciudad fronteriza.
- Aunque no hubo heridos, las marcas en las unidades oficiales revelan la intención del ataque: un mensaje de intimidación.
Este no es un incidente aislado. Solo en septiembre, bombas molotov alcanzaron vehículos de la fiscalía en Tijuana y Ensenada. Y el viernes pasado, un agente asignado a Playas de Rosarito fue asesinado. Los patrones apuntan a una escalada calculada.
Lo más inquietante: los narcodrones ya tienen "unidad especializada". Según reportes de Insight Crime, el CJNG opera desde 2020 una división dedicada exclusivamente a ataques con estos aparatos, principalmente en Michoacán, Guerrero y Guanajuato. Ahora, la técnica llega a Baja California con un claro mensaje: ni las sedes gubernamentales están a salvo.
Mientras las autoridades revisan los videos de vigilancia, una pregunta flota en el ambiente: ¿quién está detrás del ataque y qué buscan? Por ahora, solo queda el ruido de hélices fantasmas en la noche y el olor a pólvora improvisada.
