Tendencias divididas con eficiencia

Broncos y Halcones Marinos enseñan ataques de la antigua y nueva guardia

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NUEVA YORK

Broncos y Halcones Marinos enseñan ataques de la antigua y nueva guardia.

Cuando los Broncos y Halcones Marinos se enfrenten en el Super Bowl las tendencias ofensivas dominantes de los últimos años en la NFL estarán en todo su apogeo.
Denver presenta una ofensiva que se fundamenta en los pases, dando una evolución al ataque sin reunión que popularizaron los Bills en los 90. Seattle, en cambio, es ejemplo del esquema en que el quarterback tiene tres opciones: entregar el balón al running back, correr él mismo la pelota o lanzarla a un receptor.
El ataque aéreo de Broncos suma las innovaciones que concibieron entrenadores como Bill Walsh y Marv Levy, que en su momento fueron las dominantes en la liga.
Walsh, con su estrategia West Coast”, basado en pases cortos y control de la pelota, ganó tres Super Bowls al mando de los 49’s de San Francisco. Levy, quien con los Bulls de Buffalo, impuso la ofensiva sin reunión, que podía recorrer el campo en pocos minutos con mezcla de pases largos y cortos y agotaba a las defensas porque les impedía hacer sustituciones, ganó cuatro campeonatos de la Conferencia Americana consecutivos.
En forma similar a los Bills de los 90, los Broncos no hace reunión entre jugada y jugada sino que en cuanto los árbitros colocan el balón se alinean y esperan que Peyton Manning lea la formación defensiva y dé órdenes para cada área, línea ofensiva, receivers y running backs.
Al hacer esto Manning tiene dos ventajas: impide que haya sustituciones de la defensa y elige la mejor opción para contrarrestar la formación defensiva. Si están dentro los tackles defensivos pesados y los linebackers especialistas en defender carreras seguramente lanzará un pase. Por el contrario, si hay personal ligero llamará una jugada con los corredores Knowshon Moreno o Montee Ball.
Denver es un equipo que prefiere lanzar la pelota pero cuando ataca por abajo también es efectivo y las 1.000 yardas ganadas por Moreno son testimonio de ello. En esta campaña fueron una pesadilla para cualquier defensa porque contaron con especialistas para cada rama del juego aéreo: para los envíos largos a Demaryus Thomas, quien tuvo más de 1.400 yardas ganadas con 14 touchdowns y 10 juegos en los que tuvo una recepción en la que ganó 30 yardas o más.
Para rutas más cortas, que requieren menos tiempo, cuentan con Eric Decker, quien acumuló 1.200 yardas y 11 tochdowns, con promedio de 14,8 yardas por pase atrapado. El especialista en pases cortos, ideales para contrarrestar a una defensa agresiva, como la de Seattle, es Wes Welker, que tuvo 10 recepciones para touchdown y 778 yardas pese a perder varios juegos por lesión, entre ellos una conmoción cerebral.
Como quedó claro en la temporada Manning puede combinar los pases cortos con los largos sacando ventaja de las alineaciones que presente la defensa. ¿Solución para frenarlo? Cambiar varias veces la colocación de los defensivos para que no diagnostique rápido y atacarlo, de preferencia con los backs defensivos para aprovechar su escasa movilidad.
En el bando contrario, el entrenador Pete Carroll y el mariscal de campo Russell Wilson ejecutan un ataque muy habitual en el fútbol americano universitario pero poco usado en la NFL, básicamente por el riesgo en el que pone al quarterback.
Conocido como opción (read option), permite que el mariscal vea rápidamente qué hace la defensa, si los linebackers y atacan al running back, conserva la pelota para decidir si corre o la lanza a algún wide receiver.

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