En un contexto de creciente tensión geopolítica, la reciente inauguración de una base de defensa estadounidense en Polonia ha suscitado reacciones contundentes desde Moscú. La instalación, ubicada en Redzikowo, se ha convertido en un punto focal de preocupación para Rusia, que ha emitido una advertencia sobre posibles ataques utilizando "armas avanzadas". Este desarrollo se produce en un momento crítico, ya que las relaciones entre Occidente y Rusia continúan deteriorándose.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, expresó que la nueva base representa un incremento en el peligro nuclear. “Teniendo en cuenta la naturaleza y el nivel de las amenazas que plantean estas instalaciones militares occidentales, la base de defensa antimisiles en Polonia se ha añadido desde hace tiempo a la lista de objetivos prioritarios para su posible destrucción”, afirmó Zakharova. Este comentario resalta la percepción de Moscú sobre la base como un elemento provocador en la región.
La base, inaugurada el 13 de noviembre, forma parte del sistema de defensa antimisiles de la OTAN conocido como “Aegis Ashore”, diseñado para interceptar misiles balísticos de corto y medio alcance. Sin embargo, las autoridades polacas han defendido la instalación, asegurando que no representa una amenaza y que no alberga misiles nucleares. “Es una base que sirve para la defensa, no para el ataque”, declaró Pawel Wronski, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia.
La advertencia del Kremlin se produce en un contexto de escalada militar, ya que se reportó que Rusia lanzó un misil balístico intercontinental contra Ucrania, lo que intensifica aún más las tensiones en la región. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, confirmó el ataque, indicando que el misil fue disparado desde la región de Astracán, a una considerable distancia de Dnipro, donde impactó.
Las declaraciones de los funcionarios rusos y ucranianos reflejan un clima de desconfianza y una creciente preocupación por la estabilidad en Europa del Este. La situación actual plantea interrogantes sobre el futuro de la seguridad en la región y las posibles repercusiones de las acciones militares de ambos lados.