Osmar Olvera pasó los meses previos haciendo cuentas mentales sobre la cantidad de puntos que requería para vencer a sus rivales chinos en los clavados de los Juegos Olímpicos. El mexicano estuvo cerca de las cifras estimadas, pero no lo suficiente.
Olvera conquistó el jueves su segunda medalla en los Juegos Olímpicos de París al obtener un bronce en el trampolín individual de tres metros, y se unió al legendario Joaquín Capilla como los únicos clavadistas en atrapar dos medallas en una misma justa de verano.
Capilla, el medallista mexicano más laureado de la historia con cuatro preseas, ganó un par de esas en Melbourne 1956. Además de Capilla y Olvera, el marchista Raúl González logró dos medallas en una misma justa en Los Ángeles 1984.
“Ya soy doble medallista olímpico que era el objetivo, sabía que lo podía lograrlo en estos Juegos”, dijo el mexicano. “Ya tengo plata y ya tengo bronce, me falta el oro y tengo cuatro años para prepararme. La revancha es en Los Ángeles”.
Olvera, quien hace tres años terminó 14to en Tokio, totalizó 500.40 puntos y quedó detrás de los chinos Xie Siyi y Wang Zongyuan, quienes se quedaron con el oro y la plata, gracias a puntuaciones de 543.60 y 530.20, respectivamente.
“Sabía que con 500 puntos iba a estar peleando para subir al podio, al final hice 500 cerrados, estoy contento, pero quería más”, dijo Olvera. “Se sabe que ellos son el rival para vencer y me exigen al 100 por ciento. Estoy contento por competir, pero tengo trabajo qué hacer”.
Para México, la presea de Olvera es la segunda en la disciplina en París. El clavadista originario de la Ciudad de México había ganado una presea de plata junto con Juan Celaya en los clavados sincronizados de tres metros.
El bronce de Olvera es la 17ma medalla en Juegos Olímpicos en esta disciplina para los mexicanos, ratificándose como la máxima fuente de preseas para el país en la historia.
Olvera, plata en la prueba individual de tres metros en el Mundial de Fukuoka y bronce en el de Doha este año, se une a Paola Espinosa, Alejandra Orozco y Germán Sánchez, como un selecto grupo de clavadistas mexicanos con dos medallas en Juegos Olímpicos.
“Hay que confiar en los procesos y no desesperarse. En Tokio, aunque no pasó a la semifinal, ya se le veían ganas y talento a Osmar”, dijo Sánchez a The Associated Press. “Hay que llevar gente joven a los Olímpicos y esperar que después rindan frutos”.
Olvera dijo en el pasado que su pasión por los clavados comenzó viendo salta a García e Iván García en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. A los nueve años, sus padres lo llevaron a Guadalajara para enrolarlo en el equipo de Iván Bautista y ahí conoció a Sánchez.
“Era un chico que sufrió, lo recuerdo que estaba en un albergue solo y no la pasaba bien, pero también recuerdo que le veía un talento impresionante y sabía que un día llegaría lejos”, dijo Sánchez. “No me equivoqué”.
A diferencia de Sánchez, Orozco y Espinosa, Olvera logró sus dos preseas en una sola edición de Juegos Olímpicos y con 20 años recién cumplidos apenas en junio pasado el futuro luce brillante para el saltador mexicano.
“En Fukuoka dejé de ser promesa y me convertí en realidad. Creo que con estas dos medallas lo reafirmo, tengo 20 años y el cielo es el límite”.
Apoyado por una ruidosa multitud de mexicanos que acudieron al Centro Acuático de Saint-Denis, Olvera comenzó en gran forma la prueba y después de dos clavados era segundo puesto, a sólo tres puntos del primer sitio que era Wang.
La posibilidad de llegar más alto en el podio se le esfumó en el tercer salto cuando cometió un error al perder la vertical en su entrada al agua y recibió calificaciones reprobatorias que lo mandaron tercer puesto.
Recuperó la forma en sus siguientes tres ejecuciones, incluyendo un cuarto salto que rayó la perfección y le aseguró el bronce, pero ya no pudo darle alcance a los competidores chinos.
“Los últimos dos clavados fueron mis mejores, cerré muy bien, pero hubo otros que sé que pude hacer mejor”, dijo el mexicano.
Olvera logró sus dos preseas en París a pesar de que su deporte dejó de recibir apoyos gubernamentales desde enero del año pasado por un conflicto entre World Aquatics, el organismo rector del deporte a nivel mundial, con la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).
“Siempre se puede mejorar en todos los sentidos, con un poco más de apoyo de todas las partes, que nos den más campamentos en China, mejor preparación, podemos buscar esos detalles que nos faltaron”, agregó el clavadista. “Siempre habrá espacio para poder mejorar”.