El ambiente previo al inicio del Campeonato Europeo de Futbol en Alemania se ve afectado por un clima político tenso y polarizado.
A diferencia del fervor nacionalista que desencadenó la Copa Mundial de 2006, en la que los alemanes se enorgullecieron de su país, en esta ocasión la presencia de banderas nacionales en los balcones es escasa. La creciente influencia de la ultra-derecha en la sociedad alemana, representada por el partido Alternative for Germany (AfD), ha generado un ambiente de conflicto y desconfianza en el país.
La selección alemana de futbol, por su parte, ha rechazado públicamente a la ultra-derecha y ha promovido valores de inclusión y tolerancia. A través de campañas contra el racismo y la discriminación, el equipo busca fomentar la unidad y la diversidad en un momento en el que la sociedad alemana se encuentra dividida.
Sin embargo, la reciente emisión de un documental que cuestiona la integración y multiculturalidad en el futbol alemán ha generado controversia y ha puesto en evidencia la persistencia de actitudes racistas entre algunos sectores de la población.
A pesar de los desafíos políticos y sociales que enfrenta Alemania, la selección nacional se prepara para competir en el torneo europeo con la esperanza de unir al país a través del deporte. Jugadores como Joshua Kimmich enfatizan la importancia de contar con el apoyo de todos los ciudadanos, independientemente de su origen o color de piel, para alcanzar el éxito en la competición. El ambiente en torno al Campeonato Europeo de Fútbol en Alemania reflejará la compleja realidad política y social del país, así como la determinación de la selección de promover la diversidad y la inclusión en un momento de división y tensiones.