Ante la falta de un museo, Ezequiel “El Negro” Chávez convirtió su barbería en exposición permanente.La barbería Internacional, fundada el año de 1976, es un santuario de cultura con la exposición permanente en sus paredes y techos donde se encuentra el aliento de la historia del pueblo de Agua Prieta.“Agua Prieta es una tierra con mucha historia y es una lástima que ningún gobierno municipal se haya preocupado por hacer un museo”, expresó el propietario del lugar Ezequiel “El Negro” Chávez Casillas.Luego comparó a los municipios pequeños con los cuales limita Agua Prieta como es Naco que tiene su museo de historia propio y Fronteras que tiene el museo dedicado a la vida del indio Jerónimo y el de los Dinosaurios.“Es una vergüenza que municipios tan chicos, sin tantos recursos tengan sus propios museos y nosotros que somos una frontera privilegiada con Estados Unidos, no tenemos ninguno”, lamentó.Originario de Benjamín Hill, donde se inició a los 12 años en el arte de la peluquería en el 1955, y a los 17 años, llegó a esta ciudad invitado por un médico que también era peluquero y aquí se quedó a vivir el resto de sus días. El próximo viernes 3 de abril cumplirá 72 años de edad.Del techo de su barbería cuelga una bomba ya desactivada que se le aseguró a las fuerzas militares de Pancho Villa el año de 1915, cuando fue derrotado y exterminada por los generales sonorenses la que fuera llamada la invencible División del Norte y sus Dorados.Un hacha de guerrero apache, rifles, espadas, instrumentos de navegación de acorazados norteamericanos, la foto de los colgados de la plaza Azueta que asaltaron la diligencia cargada de oro que salió de la aduana de Agua Prieta hacia Hermosillo, otra estampa de la gente de esta comunidad al darse a conocer la expropiación petrolera y hasta la primera pavimentación que se realizó en esta frontera.Quien se sienta a que “El Negro” Ezequiel Chávez le corte el cabello, además de disfrutar de su amena charla, se regocija, aprende y disfruta en esos minutos contemplando la historia reunida en la “Barbería Internacional”, ubicada junto al arco monumental por la avenida Panamericana, al sur de la aduana y a unos metros de la línea internacional.“La gente que viene a cortarse el pelo me pregunta sobre lo que tengo de exposición en mi museo y les doy una explicación y además de cortarse el pelo, salen de mi barbería con más conocimientos de la historia”, declaró.Recuerda en la década de los 60, el lugar donde está ubicado su negocio fue un conocido centro de baile y restaurante llamado “Blue Hill” y también considera que fue la mejor época de prosperidad que ha vivido.“Aquí conmigo venían a cortarse el pelo gente de Sierra Vista, El Frida, soldados de Fort Wachuca, Douglas y Agua Prieta y les cobraba 50 centavos, oro que antes estaba a 12:50 pesos por un dólar y al día atendía hasta 12 clientes y con ese dinero antes se vivía muy bien, ahora me cobran mil pesos de agua, mil pesos de luz y tres mil de renta y casi no hay clientes”, comparó.Dijo que entre todos los regalos que hoy se transformaron en un museo, con piezas dignas de estar en las salas de los mejores del país por lo valioso de esos vestigios, también recibió fotografías de soldados que fueron a la guerra de Vietnam, pero esas nunca las ha mostrado.