Armando Martínez Tacho narra cómo fue ese amargo 27 de julio de 2014, donde perdió a sus padres y a siete familiares más al ser arrastrados por la corriente.Este 27 de julio se cumplirá un año de la tragedia que enlutó a esta frontera con la muerte de 10 personas, todas ellas familiares entre sí, al ser impactados por una súbita corriente de agua del río Cabullona proveniente de las montañas de Cananea, que alcanzó una altura de al menos tres metros cuando paseaban dentro de su cauce a bordo de sus carros 4x4.Armando Martínez Tacho logró sobrevivir aquel domingo por la noche, al igual que otras 50 personas que venían del poblado de Cuchubérachi, ubicado en la alta sierra distante a 6 horas de Cabullona, a bordo de 22 vehículos.Ignorando las adversas condiciones meteorológicas de la región, se metieron al cauce del río Cabullona que corre de poniente a oriente, ignorando que horas antes un torrencial de lluvia había caído sobre la sierra de Los Sapos, esto en las montañas de Cananea y ese caudal de agua bajó con fuerza y velocidad vertiginosa hacia esta región.“La verdad estuvo feo, nunca nos imaginamos lo que iba a pasar, porque a nosotros nos gustaba hacer la travesía, nadie nos obligó y pues íbamos todos como en familia y la verdad nos sorprendió la noche y el agua era mucha”, comentó.Mientras recordaba a sus padres muertos, el estimado matrimonio formado por Armando Martínez Andrade y María Elena Tacho Ramírez de 74 y 76 años de edad, explicó el momento de la tragedia.“La tragedia no duró ni 15 segundos, porque todo pasó muy rápido, yo perdí a 9 de mi familia. Eso fue de repente, cuando menos pensamos ya teníamos el agua encima”, explicó.Armando Martínez Tacho conducía una Expedition blanca, y que por fortuna resultó ileso tras ser volcado por la corriente de agua y arrastrado decenas de metros de distancia.“Lo que recuerdo es que nos agarró la corriente del agua en una vuelta donde se hacía más angosto el cauce y en 15 segundos terminó todo”, recordó.Acostumbrado a esos paseos, dijo que era parte de la convivencia familiar de cada domingo.“Era lo que nos gustaba a nosotros, sacábamos a nuestros papás de paseo, y ellos decían que iban como si fuera un día de campo”, agregó.Tras ser arrastrados por la corriente, los 50 sobrevivientes que lograron salir del río Cabullona, tomaron en la oscuridad de esa noche del domingo 27 de julio del 2014, hacia las partes más altas.Unos descalzos, otros con las ropas rasgadas, unos más heridos, sorteando serpientes y otros animales, iniciaron el camino hacia Cabullona, por las cumbres de la sierra que bordea al río.Desde las 8 de la noche, hora en que ocurrieron los hechos, iniciaron la caminata, sin lámparas de mano, sin radios ni teléfonos para poder comunicarse.Luego de 10 horas de caminar, el amanecer los sorprendió llegando a Cabullona donde fueron auxiliados por los pobladores.Al mediodía del lunes 28 de julio, Carlos Arias de Protección Civil estatal, realizaba recorridos aéreos a bordo de un helicóptero para localizar sobrevivientes.Horas antes una avioneta salió en búsqueda de personas y cuerpos de paseantes.Soldados con sus unidades especiales se internaron en el agreste paraje y comenzaron a sacar sobrevivientes que estaban heridos y no podías caminar.La tarea duró tres días hasta que se rescató al último cuerpo, 10 kilómetros más allá del punto de la tragedia.Venden los carros siniestradosDespués del rescate de las 10 personas fallecidas, los carros fueron colocados en un costado de la llantera donde trabaja en calle 16, avenida 18, pero después fueron vendidos.Dijo que esa medida se tomó porque afectaba el dolor que sentían por la irreparable pérdida de sus padres y hermanos, cuñadas y otros familiares.“Unos se vendieron otros se chatarrearon, pero ya no hay ninguno”, añadió.Aquel domingo 27 de julio, una convocatoria en redes sociales desde la cuenta de facebook, Club Apson 4x4, los llevó a irse a Cuchubérachi y al regresar los impactó una crecida que llevaba mucha fuerza.Los cuerpos fueron rescatados a kilómetros de distancia de donde ocurrió la tragedia, una tarea a la cual se sumaron todos los cuerpos de rescate, soldados, corporaciones y voluntarios.Todos fueron sepultados en una misma fosa, luego de dárseles misa en la parroquia de la sagrada Familia en el barrio El Trake.