Le gusta tejer y comparte sus conocimientos cobrando solamente una couta de recuperación.Con la vista cansada y sus manos afligidas por la osteoartritis, Rebeca Flores Vargas sigue tejiendo sus hermosas prendas que tienen alta demanda en algunas partes de los Estados Unidos.“También me piden de Ciudad Obregón, Hermosillo y otras partes de México. Me mandan las fotos de la prenda que quieren, los colores que les gustan y la talla y yo con mucho gusto se las confecciono”, explica.Alta, tímida, trabajadora, inquieta, originaria de Monterrey, Nuevo León, Rebeca Flores Vargas recuerda que hace 21 años llegó a Agua Prieta y desde entonces le gustó la ciudad para quedarse a vivir.“No sé, me gustó, así nomas y me quedé a vivir aquí y ya tengo 21 años en esta ciudad. Es que Agua Prieta tiene una magia que atrapa a las personas que sabe serán de provecho para esta ciudad y las arraiga en su seno”, opinó.Explica que como a ella siempre le ha gustado tejer decidió confeccionar prendas para venderlas, resultando exitosa su iniciativa.Con la ventaja de estar en esta frontera sus creaciones son demandadas en algunas ciudades de Norteamérica de donde constantemente le solicitan diversos trabajos y al igual ocurre con personas que llegan a Agua Prieta de diferentes puntos de México.Sus trabajos no tienen límites y van desde una bufanda, sandalias, hasta detalladas blusas, chalequitos, gorritos para niños, chalecos, capas, y cualquier otra que le pidan.Explicó que en septiembre se abastece para las confecciones de invierno que son con hilo grueso y de determinados colores, y en marzo va por estambre delgado para que su ropa no sea calurosa al momento de usarse.Antes, dijo, compraba en las tiendas de Agua Prieta el estambre, pero debido a sus altos costos, sus diseños eran muy caros, por ello tuvo la idea de comprarlo en su tierra natal.“Se me ocurrió ir a comprar a Monterrey el material para trabajar y allá es mucho muy barato y eso provocó que se rebajara el costo de mis prendas y estuvo al acceso de mucha más gente y eso me beneficia porque a mí me llegan más pedidos”, indicó. SUS ALUMNASExpuso que a sus alumnas les enseña a trabajar con diversas técnicas, a quienes les vende el estambre y les pide como cuota de recuperación 50 pesos por prenda que elaboren.“Con esa pequeña cantidad de dinero yo las ayudo todos los días desde que inician el trabajo que vayan a hacer hasta que lo terminan por completo”, dijo.Frente a su himilde hogar en calle 5, entre avenidas 24 y 25 de la colonia Burócrata, tiene un modesto exhibidor con estambres de encendidos colores para que sus clientes o alumnas escojan el de su preferencia.Dos de sus alumnas, las hermanas Luz María y Reyna Lorena Samaniego Márquez, estudian con ella y ya tienen avanzados conocimientos y mucha habilidad en el tejido, al grado de confeccionar ahora difíciles prendas de vestir que antes para ellas era imposible.Entre las herramientas que utiliza, además del estambre como materia prima, están las agujas, ganchos, crochet, tunecinos y telares.“A los telares allá en Monterrey les decimos bastidores y son unas tablitas con muchos clavitos donde uno trabaja”, agregó.TEJER ES TERAPÉUTICO Para Rebeca Flores Vargas, el tejer es una maravillosa actividad terapéutica mediante la cual logra desestresarse de los problemas cotidianos y aun de aquellos que son difíciles de resolver o que ya no tienen una solución satisfactoria.