Psicóloga recomienda aprender a desprenderse de los hijos en este proceso.Con la propuesta de instaurar un curso de orientación y asesoría a las mamás que llevan por primera vez sus hijos al kínder, se pronunció la conocida psicóloga Bertha Cecilia Ballesteros García, esto debido, dijo, a la angustia que sienten al dejar a sus hijos por primera vez con la educadora que es una persona desconocida dentro de su entorno.“Claro que las mamás sufren al dejar a sus hijos en el kínder y como no saben lo que ocurre dentro del aula, ellas están pegadas a las rejas del plantel o a las ventanas del aula, por eso considero que se les debe primero impartir un curso de orientación para que estén tranquilas”, manifestó.Debido a esta falta de visión por parte del sector educativo, explicó que en la mente de las mamás surgen preguntas tales como qué le van a hacer, cómo lo van a tratar, qué va a pasar ahí adentro o cómo se va a portar.Indicó que muchas mamás, ante esta incertidumbre, “andan atrás de las ventanas o desde la reja, a ver qué pueden ver o qué les pueden informar las maestras”.Dijo que la seguridad del alumno depende mucho de los días previos al inicio del ciclo escolar, como el hacer las compras escolares con una actitud muy positiva porque en caso contrario, el niño o la niña sentirán que su ingreso a la escuela es una carga para sus papás.Recomendó a las mamás no sacar a sus hijos de la escuela aunque lloren o hagan algún berrinche, “porque entonces le estamos dando al niño un mensaje equivocado y en los días previos a clases hay que llevarlo a que conozca el aula donde va a estar o de perdida pasar frente al edificio donde va a estudiar para que se vaya mentalizando con el lugar”. Otro consejo de la Psicóloga Cecilia Ballesteros consistió en que la mamá juegue con su hija o hijo a la escuelita utilizando los útiles comprados, donde va a estar sentadito, porque al jardín no va a ir a jugar, sino a aprender y debe cambiar su actitud.La psicóloga de la Unidad de desintoxicación (Undex) dijo que afortunadamente ahorita a las educadoras se les ocurren tantas cosas tan bonitas desde cómo decorar el salón o hacer atractivo el gafete que portan los niños para identificarlos, lo que ayuda a crear un entorno amigable.